Según la documentación oficial publicada en el sitio web de Microsoft, los procesadores móviles Intel Ice Lake U y Y, junto con los CPUs Comet Lake (10ª generación) y Coffee Lake (8ª y 9ª generación), han sido eliminados de la lista de hardware soportado. Al mismo tiempo, se han añadido nuevos modelos, incluidos Core UL y HL Raptor Lake (Serie 1), Core 3 100U con un IPU integrado y procesadores Intel Atom embebidos.
Los expertos señalan que este movimiento es algo controvertido, especialmente considerando que los procesadores de 8ª, 9ª y 10ª generación de Intel soportan TPM 2.0, un requisito clave para Windows 11. Microsoft aún no ha proporcionado una explicación oficial para la decisión, pero las especulaciones sugieren que podría estar dirigida a optimizar el rendimiento del sistema en arquitecturas más nuevas o a endurecer gradualmente los requisitos de hardware.
Para los propietarios de PCs y laptops alimentados por CPUs de 8ª, 9ª y 10ª generación de Intel, esta noticia podría ser una sorpresa desagradable. Si bien los dispositivos existentes continuarán recibiendo actualizaciones de seguridad y parches para Windows 11, ya no serán elegibles para la actualización 24H2. Esto afecta principalmente a los nuevos dispositivos OEM que se envían con Windows 11 preinstalado, pero los usuarios que ya han instalado el sistema operativo en hardware más antiguo también pueden enfrentar limitaciones en futuras actualizaciones.
No está claro si esta es una decisión final o si Microsoft reconsiderará su lista de soporte en el futuro. Algunos expertos sugieren que dejar de lado los procesadores más antiguos puede ser parte de una estrategia más amplia para optimizar Windows 11 para tecnologías emergentes como la IA y el aprendizaje automático, que exigen hardware más moderno. Si bien este cambio podría empujar a muchos usuarios a actualizar sus sistemas, también plantea preguntas sobre el enfoque a largo plazo de Microsoft hacia la compatibilidad del hardware.