El juego es un simulador de supervivencia en una ciudad plagada de crímenes.
La única opción que se le da al personaje principal es cuál de los instrumentos para infligir daños corporales graves resolverá los conflictos.
Tenemos ciertas mecánicas de nivelación, pero tienen poco efecto en las mecánicas principales del juego y tienen más fines cosméticos.
Hay dos áreas principales interesantes: la jugabilidad del robo de autos y la trama en sí.
Y si con el primero todo está más o menos claro: robamos los coches que nos gustan, escapamos de la persecución, nos escondemos, disparamos y luego lo volvemos a hacer con un objetivo más complejo.
Las cosas van mejor con el segundo. La trama no es la más destacada, pero encaja perfectamente con el mundo y la mecánica del juego, lo que lo hace sentir bien y te mantiene hasta el final.