Cualquiera que haya jugado y disfrutado Dishonored admitirá que su secuela iguala o supera lo que los jugadores disfrutaron del primer juego. Un excelente diseño de niveles y un mundo atractivo se combinan con una rica variedad de armas y habilidades para garantizar que cada encuentro con el enemigo sea una oportunidad para la destrucción creativa (o para evitarla inteligentemente). Una trama decepcionante, una actuación de voz mecánica y unos gráficos anticuados no hacen más que empañar lo que es esencialmente una experiencia fantástica y divertida.
7.9