Jugué al shogi cuando era niño. El juego es difícil, pero muy emocionante. Tuve que pasar mucho por cada nivel para recordar quién o qué estaba y dónde, porque no quería desperdiciar mi vida. El juego comienza con enemigos y entornos muy atmosféricos: samuráis, espadas, shurikens, caballos, etc., pero pasará sin problemas a ametralladoras y diversas tecnologías hasta monstruos increíblemente fantásticos, a veces extremadamente miserables.
Lanzar shuriken (o kunai) y habilidades mágicas (escudo de rayos temporal, saltos súper altos, explotar para infligir daño con el desperdicio de tu primera vida completa, etc.) son finitos. Después de terminar el shuriken, agitará su espada. Recuerdo que quería completar los juegos usando solo una espada, pero no funcionó.
Hay niveles interesantes a caballo o en el agua en patineta, etc.
Caer con la luna como telón de fondo es algo que recordaré durante mucho tiempo: el último nivel con el último jefe.
En general, el juego es genial y la atmósfera es la del Sekiro de su época.