Max, ya conocido por nosotros y bastante golpeado por el destino en las dos primeras partes de la serie, queda aún más abollado. Ya no es ese policía cínico con una sonrisa burlona que cae bajo nuestro control; ante nosotros hay un hombre lleno de sus propios demonios, dudas y profunda depresión.
Las nuevas desventuras en Brasil serán de mayor grado, más realistas, pero no menos dinámicas. Por delante están las obligadas escaramuzas bajo intenso fuego, traiciones y actos de venganza.
En definitiva, todo es como nos gusta.
7.5