El día que nos conocimos brillaste tanto que me asombró tu belleza, me olvidé del Día de la Marmota, y cada día había algo nuevo, nuevas ubicaciones, conocimientos de mecánica, amigos. Una rutina divertida que tú mismo hiciste porque querías y no porque no tuvieras suficiente dinero. El mismo lugar donde el dinero no importa, las personas que los rodean no exigen nada sobrenatural, solo necesitan un amigo o amigos cerca que complementen los suyos y los suyos, con sus deficiencias en habilidades. Equilibrando tus habilidades, puedes ser el mejor guerrero que lucha sin conocer el miedo, porque él mismo hizo el arma. Leyenda, esperaré el día en que nos volvamos a ver.