Lo mejor de la serie. El ambiente oscuro y sombrío lo hace mucho más singular que los juegos posteriores de la serie. La interfaz de usuario encaja perfectamente con el resto del juego con menús diseñados para que parezcan pergaminos o libros sin romper la inmersión. Las misiones parecen impresionantes y bien pensadas. El equilibrio entre diálogo y combate real es perfecto para los juegos de rol. Las clases y especializaciones son distintas y divertidas de jugar. Los fondos basados en personajes añaden rejugabilidad y los compañeros tienen historias e interacciones interesantes. Es un gran juego de rol en general, lo que hace que Dragon Age Inquisition se sienta aún más fracasado. Eso no quiere decir que Inquisition sea un mal juego per se, pero la falta de una verdadera sensación de fantasía oscura, misiones convincentes e interacciones interesantes duele tanto que se siente más como un juego MMORPG que Origins. Todos esperan la siguiente parte.