El tercer capítulo de la línea de misiones de la industria del juego rusa no es el mejor, pero debo admitir que tampoco es el peor de la serie.
Se nos ofrece un estilo ligeramente cambiado y un nuevo campo para la aventura: América. Sí, sí, el mismo, con la estatua de la libertad y la libertad misma, claro.
El juego intenta no bajar el listón de la primera parte, aunque no siempre lo consigue. De vez en cuando, agrada con referencias y personajes familiares.
Pero, de hecho, ya se ve un poco pálido.
8.0